Leviatán en nuestros tiempos.
El Leviatán ascendió desde lo más profundo del océano, y cuando apoyó su pata en el talud de la tierra su sola pisada hundió la costa. Su titánica forma emergió arrastrando primero el mar en su lomo, vertiendo después cascadas de caudal imposible sobre las ciudades, sumergiéndolas. Luego el fuego se desató y llegaron las cenizas. Todo lo que quedó del mundo humano fue eso. Eso, y la visión del coloso, alto por encima de las montañas, hundiendo el continente bajo el peso de su forma, en la mente de los pobres desgraciados supervivientes.
Seguimos con el segundo post dedicado a los mitos. Una ilustración realizada con técnica mixta y una milagrosa tableta gráfica… ¡qué poco nos ensuciamos ya, y cómo olemos a rosas!. Inspirada en el mito bíblico, aunque con cierta inspiración también aqueróntica (en su versión irlandesa, no en la original – y fluvial – versión griega), habla de un acontecimiento apocalíptico, que es algo que se lleva mucho y denota nuestra creciente confianza en nuestra especie y su feliz futuro.